Así como el siglo XIX fue la época del hierro, el siglo
XX lo fue del hormigón. Entre los grandes maestros de este nuevo material tenemos
al ingeniero suizo Robert Maillart (1872-1940).
Entre 1900 y 1940, Maillart llevó a cabo una revolución en el arte estructural. Logró emplear el hormigón en formas técnicamente
adecuadas a sus propiedades y además visualmente sorprendentes. Maillart reconoció que el diseño de hormigón
permitía formas que no eran previamente posibles con piedra (mampostería) o metal. De sus 47 grandes puentes, la mayoría siguen en servicio.
En 1899, diseñó el puente
Stauffacher sobre el río Shil en Zurich. Este puente de 38,3 m de
luz, es un puente arco triarticulado de hormigón, pero está escondido detrás de
una fachada de mampostería decorativa que carece de función estructural.
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Puente de Stauffacher. Maillart 1899.
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En 1901, en su puente
de Zouz sobre el río Inn con una
luz de 38,3 m, decidió cambiar los muros decorativos de
mampostería del puente Stauffacher
por muros estructurales, formando así el primer puente viga cajón de hormigón
armado de la historia. En este caso fue la sugestión de la forma decorativa lo
que le motivó a cambiarla en forma estructural.
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Puente de Zouz. Maillart 1901.
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Maillart
aprendió mucho del comportamiento estructural observando directamente las obras
ya terminadas en uso. En el diseño del puente de Tavanasa sobre el río Rhin de 1905, con 51 m de luz, obtuvo una nueva forma con un poder visual
sin precedentes, incrementando la eficiencia del hormigón y disminuyendo los
costos de construcción y mantenimiento, es decir, obteniendo un mejor puente.
Esta fue la primera obra maestra de Maillart.
Sus más famosos puentes de la década de 1930 derivarían de la forma del puente de Tavanasa.
El puente de
Tavanasa al igual que el de Zouz
y Stauffacher, era un puente arco triarticulado. Los arcos de hormigón fueron hechos con
mitades idénticas y conectados en ambos bastiones y uno a otro en la corona con
articulaciones, las cuales permitían rotación libre en esos tres puntos. Estas
articulaciones permiten al arco ascender o descender libremente sin esfuerzos
internos con los cambios de temperatura.
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Puente de Tavanasa. Maillart 1905.
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En
1927, una avalancha destruyó el puente de
Tavanasa y llevó a Maillart a
diseñar para reemplazarlo un puente sobre el Salginatobel con la misma forma.
Terminado en 1930 y con una luz de
90 m, en este puente Maillart
prescindió de los bastiones de piedra. El puente de
Sanginatobel es reconocido como una obra maestra del arte moderno; ha recibido
varios reconocimientos como la declaración de "Monumento Mundial" en 1991.
En los puentes de Zouz, Tavanasa y Salginatobel, Robert Maillart ganó las competencias de diseño-construcción. Su revolucionaria integración de la esbeltez permitió una nueva forma eliminando cualquier analogía con los puentes de piedra. Estas obras y otras posteriores, cumplirían con los criterios del verdadero arte estructural: materiales mínimos, costos mínimos y máxima expresión estética.
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Puente de Sanginatobel. Maillart 1930.
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CÁLCULO DEL COMPORTAMIENTO ESTRUCTURAL DEL PUENTE DE SANGINATOBEL. PUENTE ARCO DE TABLERO SUPERIOR TRIARTICULADO.
Obsérvese cómo, en la clave del arco y en los encuentros de éste con las pilas de apoyo y el cimiento los momentos flectores son nulos, tal y como demuestra el cálculo.
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El puente de Sanginatobel es además de un puente triarticulado, un puente arco de tablero superior.
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El tablero lo
forma una viga cajón de hormigón.
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La existencia de articulaciones en la clave y apoyos del arco,
permite giros libres a la estructura.
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Por encima del puente discurre una carretera de 3,50 m de ancho.
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Unas pilas rectas permiten arriostrar el
arco con el tablero rigidizándolo.
Viga cajón hueca de hormigón. |