Euclídes (325 a.C-265 a.C), matemático y geómetra griego al que se le conoce como "El Padre de la Geometría", vivió en Alejandria durante el reinado de Ptolomeo I y escribió entre otras, una de las obras cumbres del pensamiento occidental: "Los Elementos".
En esta obra, Euclides intenta compendiar de manera formal, todo el saber matemático de su tiempo, partiendo únicamente de cinco postulados o axiomas para explicar las propiedades de líneas y planos, círculos y esferas, triángulos y conos,... es decir: de las formas regulares.
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Estatua de Euclídes, Universidad de Oxford |
La geometría de Euclides es una obra que ha perdurado sin variaciones hasta el siglo XX, en el cual aparecen las denominadas "Geometrías no euclídeas". Aún así, sigue siendo un poderoso instrumento de razonamiento deductivo, extremadamente útil en muchos campos del conocimiento; por ejemplo, en la física, la astronomía, la química y la ingeniería.
Los teoremas de Euclides son los que generalmente se aprenden en la escuela moderna. Por citar algunos de los más conocidos:
· "La suma de los ángulos interiores de cualquier triángulo es 180°".
· "En un triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos", que es el conocido Teorema de Pitágoras.
Pues bien, centrándonos en el primero de estos teoremas, se nos presenta a continuación el caso de un triángulo isósceles del cual nos piden averiguar el ángulo X que aparece en su interior. A priori, puede parecer que el empleo del teorema conduciría a una rápida y fácil solución para hallar el valor de X.