Los
lagos Enol, Ercina y el Bricial, los conocidos lagos de Covadonga, son lagos
propios de regiones con glaciación de montaña.
No es fácil encontrar lagos de este tipo en macizos calcáreos
como los Picos de Europa. La caliza es una roca permeable que impide la
circulación de agua en su superficie, de ahí la escasez de cursos fluviales en
estas zonas. En Covadonga la presencia de pizarras en la base del valle ha
posibilitado la formación del cuenco impermeable que alberga los lagos e impide
que las aguas se pierdan en el macizo.
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A la izquierda de la imagen el lago Enol, el lago de mayor tamaño
en Covadonga. Las brumas en la zona durante el verano son corrientes a última
hora de la tarde, cuando al caer la temperatura la humedad ambiente se acerca a
su temperatura de rocío.
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Cuando el hielo se retiró tras la última glaciación, la presencia
de depresiones separadas por umbrales rocosos propició la aparición de estos
lagos. Al fondo de la imagen y entre niebla, se puede apreciar la morrena
de cierre que evita que el lago drene vertiente abajo.
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El potente manto de hielo que un día ocupó esta
zona ejerció una fuerte presión contra las paredes del valle glaciar. Cuando el
hielo desapareció estas tensiones se relajaron por lo que las montañas
tendieron a expandirse lateralmente desencadenando grandes avalanchas y caídas
de rocas.
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Llaman la atención las acumulaciones de grandes
bloques que se encuentran en la base de los principales relieves y bordean los
lagos. Estas avalanchas de bloques fueron originadas por el retroceso de los
hielos.
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En la imagen: till glaciar, detritos y restos triturados de
deposición glaciar. Obsérvese el carácter caótico de los materiales en cuanto a
su gradación por tamaño y depósito. Se aprecia también la angulosidad que define los cantos.
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Las aguas de los lagos se encuentran
estratificadas. La capa superficial recibe mucho calor del Sol en verano,
apareciendo un gradiente térmico con las aguas más profundas. Con la
llegada de los fríos y el incremento de los agentes generadores de turbulencia
(principalmente el viento), el enfriamiento de la capa superficial provoca un
aumento de su densidad y por consiguiente su hundimiento, alcanzándose la
homogeneización térmica de toda la columna de agua, e induciéndose el
afloramiento de las aguas más profundas.
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Los numerosos bloques sueltos que en su momento formaban parte de
la lengua glaciar muestran múltiples fracturas debidas a la acción de cuñas de hielo en
la roca. Gelifracción o crioclastia.
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No solo se aprecian procesos de rotura por ciclos hielo-deshielo, también se pueden
ver formas erosivas propias del modelado glaciar. Las masas de hielo de los glaciares llevan empastadas trozos de roca que arañan las rocas sobre las que fluyen formando las estrías que aparecen en la superficie.
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Desde los años setenta existe sumergida una talla
de la Vigen de Covadonga en el lago Enol, que se saca en procesión todos los
años el día ocho de septiembre, día de Asturias.
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CÁLCULO DE LOS DESPRENDIMIENTOS DE ROCA EN COVADONGA
En la zona de Covadonga y partes montañosas de los picos
de Europa, tienen lugar caídas de masas de rocas que se encuentran separadas
del resto del macizo mediante fracturas verticales. El desprendimiento final de
estas rocas, se produce como consecuencia de una fractura inclinada de cizalla
que se genera en la zona basal como respuesta al peso de la propia masa de roca,
es lo que se denomina rotura tabular.
Estos fenómenos de inestabilidad son propios de rocas
resistentes, tendiendo las fracturas a ser planas. El modo más común de
producirse va asociado a paredes de valles glaciares donde una retirada del
hielo da lugar a un relajación de los esfuerzos laterales en la roca, (también ocurre
en valles fluviales en los que hay una profundización intensa y rápida del río
en el macizo).
La retirada del hielo del valle provoca una relajación de
los esfuerzos compresivos horizontales y, por tanto, una modificación del
estado de esfuerzos en cada punto del interior del macizo. En los casos en los
que no se alcanza un valor mínimo de estas tensiones en la dirección
horizontal, pueden producirse esfuerzos horizontales distensivos en la parte
superior de la masa rocosa y, dado que la resistencia de las rocas a esfuerzos
distensivos o de tracción es pequeña, podrán aparecer fracturas de extensión
verticales paralelas a la superficie del escarpe. Si se producen estas
fracturas, la estabilidad de la roca frente a una rotura que conduzca al
desprendimiento de la lámina de roca dependerá de la profundidad alcanzada por
la erosión en relación con la profundidad alcanzada por las citadas fracturas.
Así
podemos hacer los siguientes cálculos apoyándonos en el criterio de Coulomb
para fracturas por cizalla, y estimar la altura crítica del escarpe para la
cual se produce la fractura de cizalla basal que desencadena el movimiento de
la masa de roca.
(* En el cálculo no
considero la acumulación de agua en las grietas de la roca, que puede hacer
disminuir el esfuerzo normal efectivo actuante sobre el plano potencial de
fractura y, como consecuencia, hacer disminuir el rozamiento a lo largo de
dicho plano).