El cabo Peñas es el extremo más septentrional de Asturias y divide
a la costa asturiana en occidental y oriental. Es una antigua plataforma de abrasión o rasa costera que se ha incorporado al relieve litoral por procesos tectónicos de levantamiento.
En la imagen el Cabo Peñas, se observan importantes líneas de fractura y diaclasas en la estructura que lo conforma, manifestación de procesos tectónicos.
El contorno de esta zona de la costa es irregular, debido a la alternancia de sustratos duros y blandos, que han experimentado una erosión diferencial originando ensenadas y promontorios.
En esta imagen la Isla Herbosa al fondo, hoy en día un farallón o islote que tiempo atrás formó parte de la costa. Se puede apreciar también en primer plano, la formación de un tómbolo incipiente y la presencia de arcos en su base originados por la erosión del mar.
Otra vista de este tómbolo incipiente. Las corrientes y mareas terminarán por desgastar la lengua de tierra y roca que aún lo une al acantilado (restinga), transformándolo en un farallón.
Imagen de una falla. El levantamiento de la costa y los esfuerzos tectónicos han fracturado la línea de costa sobre este plano de debilidad del acantilado. Durante los próximos millones de años, se irá abriendo más configurando una ensenada.
Las litologías que encontramos son variadas, abundando los
materiales calcáreos en la parte más oriental del cabo y los materiales
silíceos hacia el oeste del mismo. El Cabo de Peñas propiamente dicho, esta formado por metacuarcitas, rocas metamórficas con alto contenido en cuarzo que debido a su dureza resisten bien la abrasión. En la imagen, restos de cuarcitas, este tipo de rocas no presentan foliacion a pesar de ser rocas metamórficas.
La serie estratigráfica y los estratos buzan hacia el Este, formando parte del flanco de un anticlinal cuyo eje se encuentra más al oeste del Cabo de Peñas.
Sobre estas líneas, imagen de la coronación del acantilado. Hay un desnivel de 100 metros hasta la superficie del mar, constituyéndose el lugar en una zona de gran inestabilidad y peligro de desplomes.
En el pie del acantilado aparecen restos de bloques desprendidos de más arriba como consecuencia del retroceso del acantilado. La existencia de materiales más blandos en este lugar, calizas margosas, lo ha convertido en un lugar muy socavado por el oleaje, tal y como puede apreciarse en los dos salientes que se observan en la imagen.
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