Los archivos que componen este blog tratan de reunir las siguientes propiedades: 1º) hacer referencia a una situación real, técnica o física, obra ingenieril u objeto singular, tecnología de carácter industrial o descubrimiento en el campo de la ciencia. 2º) aportar "cultura científica". 3º) estar dotados de un fuerte contenido físico o matemático. Por su concepción, es un blog "sin fin", donde una traslación en el tiempo nos haría encontrar en sus archivos finales, estudios futuros.

martes, 1 de marzo de 2016

Hormigón autocompactante.

El hormigón autocompactante es un tipo de hormigón que se caracteriza por la capacidad que tiene de fluir y rellenar los encofrados y las armaduras por su propio peso, sin la necesidad de aplicar medios de compactación y manteniéndose durante su puesta en obra, homogéneo y estable, sin presentar segregaciones. Este tipo de hormigones requiere una dosificación muy controlada de sus componentes. En relación a otros hormigones, los autocompactantes poseen un mayor contenido de finos (grava de menos de 125 mm de tamaño), aunque son más sencillos de poner en obra debido a la ausencia de vibrado o de máquinas compactantes.

Las diferencias esenciales y ventajas de los hormigones autocompactantes con respecto a los hormigones tradicionales son:
       -. gran fluidez debida al empleo de superplastificantes.
       -. no necesitan de vibrado, compactándose por la acción de su propio peso.
       -. poca influencia de la puesta en obra en su calidad final.
       -. gran facilidad de relleno de moldes aunque sean estrechos y de formas complejas.


El primer hormigón autocompactante se produjo en Japón en 1986. Empleaba un aditivo químico específico: un superplastificante, dada la falta de cohesión de estos hormigones.
La dosificación de cemento en un hormigón autocompactante, suele oscilar entre 350 y 500 Kg/m3. Si la dosificación es inferior a 350 Kg/m3, es necesario incluir adiciones activas inertes que aumenten los finos de la mezcla. Si la dosificación es superior a 500 Kg/m3 hay que tener cuidado con la retracción del futuro hormigón. 
El árido grueso suele tener limitado su tamaño máximo a 20 mm, estando entre 12 y 16 mm el tamaño de los áridos más empleados. El árido rodado facilita el desplazamiento del hormigón en el molde mientras que el de machaqueo mejora su resistencia a flexión. El contenido de agua suele rondar entre 150 y 200 l/m3 y la relación agua/finos entre 0,9 y 1,05, dando lugar a hormigones muy poco cohesivos. 
Los aditivos son imprescindibles, empleándose superplastificantes en dosificaciones entre un 1% a 1,5% sobre peso de cemento. El tiempo de amasado de los hormigones autocompactantes debe ser mayor que el de los tradicionales para conseguir que el aditivo haga todo su efecto en la masa.

La fabricación de estos hormigones se hace normalmente en central, en la que se realizan las correcciones oportunas en la cantidad de agua de amasado y se controla de forma sistemática la granulometría de los áridos. 
La consistencia es liquida y la docilidad muy alta. Debido a la poca cohesión no se puede usar el cono de Abrams para conocer su consistencia. En su lugar se realizan otro tipo de ensayos, los más corrientes son el ensayo ensayo de extensión de flujo o “Slump Flow” y el ensayo del embudo en VActualmente, se están empleando con resistencias a compresión comprendidas entre 20 y 50 N/mm2. Es importante resaltar también, el fuerte desprendimiento de calor debido al mayor contenido en cemento respecto de un hormigón tradicional. 

La puesta en obra se puede realizar por vertido, bombeo o inyecciónEl método más empleado es el bombeo, aunque hay que tener cuidado con la estanqueidad y rigidez de los moldes. En el inyectado, el hormigón se introduce en el molde mediante unas boquillas colocadas en el mismo. Una vez en los moldes, se recomienda realizar el curado del hormigón lo antes posible a fin de evitar posibles fisuras por retracción.

Los principales usos de un hormigón autocompactante están: fabricación de piezas de hormigón de formas muy complicadas, construcción de grandes infraestructuras como puentes o túneles donde las labores de compactación son complicadas, recalces de cimentaciones de edificios y obras de pavimentación.
Los hormigones autocompactantes se están imponiendo en el mercado, especialmente en el de la prefabricación, y lo harían más extensamente si los aditivos no tuviesen precios tan elevados, ya que éstos encarecen considerablemente el metro cúbico de hormigón, justificándose solo su empleo en aquellas obras en las que el hormigón tradicional puede tener problemas por efecto de las altas cuantías de armado, dificultad en el relleno de moldes o del vibrado, etc.

Construcción de acceso a edificios ejecutados en hormigón:








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